Mi Historia
Mi nombre es Charlee Buitrago. Nativo de San Cristobal, Venezuela pero crecí en la ciudad de Puerto Ordaz. Allí fue donde empezó mi historia.
Crecer en uno de los barrios más peligrosos del mundo influenció mi vida en todas las maneras posibles. Mi perspectiva de la vida era “o lo agarras, o te lo quitan”. Tuve que madurar rápidamente. Estaba rodeado de miles de personas pero me sentía solo. Estaba vivo pero espiritualmente muerto.
A la edad de 15 años un misionero norteamericano vino a mi ciudad y empezó a enseñarme acerca de Jesucristo. Aún cuando había escuchado de Jesús, el Hijo de Dios, nunca antes había visto lo que era vivir una vida dedicada a Él, hasta que conocí a este misionero. Dos años más tarde me convertí en un adolescente rebelde y violento. Mi mamá sabía que solo tomaría un poco de tiempo para que fuera arrastrado por el ambiente que me rodeaba. Confiando en Dios y orando por mí, en un esfuerzo por protegerme, mis padres recogieron hasta el último centavo que tenían y me pusieron en vuelo directo a Estados Unidos.
Dejar todo atrás a tan corta edad ha sido la cosa más difícil que he tenido que hacer. Tan solo a la edad de 17 años era un extranjero, un inmigrante, no sabía nada de inglés y no podía ni siquiera comunicarme. Una vez más, rodeado de cientos de personas pero al mismo tiempo solo. Antes de salir de Venezuela mi mamá empacó una biblia en mi maleta con la esperanza de que algún día la abriera y leyera lo que Jesús había hecho por mí. Recuerdo un día haberla abierto, con mis manos temblando y con dificultad tratando de pasar las páginas, por alguna razón me detuveen Mateo 6:25, y empecé a leer ese verso:
"Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”
Después de leer estas palabras me pregunté si realmente Dios tenía a cuidado de mí. Y si yo le importaba tanto como para proveerme de alimento y vestido?
Mi vida es una evidencia de la gracia. Gracia es la inmerecida intervención Divina. Después de vivir en los Estados Unidos por 3 meses, finalmente me contacté con aquél misionero que había conocido en Venezuela. Fue un milagro! Éste hombre me llevó con él y me hizo parte de su familia. Durante tres años me alimentó, me vistió y me amó como si fuera su propio hijo. Una noche me explicó que así como él se había acercado a mí y me había adoptado en su familia, Jesucristo también hizo lo mismo por nosotros…Dios me estaba buscando a mí!… Charlee Buitrago, un muchacho de Venezuela! El Hijo de Dios estaba tocando a la puerta de mi corazón y lo único que tenía que hacer era abrirla.
Dios había estado conmigo en todo momento tratando de captar mi atención, poniendo situaciones y gente en mi camino que me ayudaran a despertar mi deseo por Él. Él había estado atrayéndome a Su amor durante toda mi vida. Yo sabía que había algo más que la angustia y el dolor con los que crecí. Ese algo era Jesucristo. En ese momento el pasaje de Mateo 6;25-34 comenzó a ser real en mi vida…Él estaba teniendo cuidado de mí, alimentándome y vistiéndome.
Hoy día, me ha bendecido con una esposa maravillosa, un hijo llamado Jeremías y un ministerio que alcanza al mundo. Todo esto es solamente una demostración de Su gracia en mi vida.
Estoy convencido que Jesucristo no está interesado únicamente en el rico, el influyente, el que habla inglés, el poderoso, o el de estatus alto. Él está llamando a los que están necesitados, a los que creen que su pecado es mayor que Su amor. Él alcanza a aquél que no lo merece, al desvalido y al solitario; así como lo hizo conmigo. Hoy solo sé que si no fuera por Jesús, mi realidad habría sido lo que mi mamá temía, hubiera estado preso o muerto.
Esta es mi historia y me apasiona compartirla. Estoy convencido que cuando otros la escuchan pueden claramente ver a Jesús y como Su gracia salvó a este solitario chamo venezolano.
Realmente, mi vida es un regalo. Mi vida es la evidencia de que a Dios le importo tanto, que haría lo que sea para alcanzarme.
My Story
My name is Charlee Buitrago, I was born in San Cristobal Venezuela, but I was raised in Puerto Ordaz. That is where my journey began.
Growing up in one of the roughest neighborhoods in the world shaped me in every way. My outlook on life was "take it, or have it taken from you." I grew up very fast. Daily I was surrounded by thousands of faces, yet I was alone. I was alive, but spiritually dead.
At the age of 15, a missionary from America came to my city and began to teach me about Jesus Christ. Even though I had heard of this man before, the Son of God named Jesus, I had never seen what it looked like to live for Him until I met this missionary. Two years later as I was becoming a very angry and violent young man, my mother knew that it was only a matter of time before I would be swept away by the power of my surroundings. My mother trusted God, she prayed for me and in a desperate attempt to protect me, my mother and father scraped up every dime they had to put me on a plane to America.
Leaving everything behind was the hardest thing I’ve ever had to do. I was a 17 year old foreigner, an immigrant, an alien; I couldn’t even speak English or communicate with people. I was once again surrounded by thousands of faces, but still very alone. Right before I left Venezuela my mother packed a bible in my suitcase hoping that one day I would open it and read what Jesus had done for me. I remember opening that bible, and as my fingers stumbled across the pages, somehow they stopped on Matthew 6:25, and I began reading these words:
"Therefore I tell you, do not be anxious about your life, what you will eat or what you will drink, nor about your body, or what clothes you will put on. Is life not more than food? And the body not more than clothing? Look at the birds of the air.. Are you not more valuable than them… So will the Father feed & clothe you."
After reading these words I truly wondered if God cared about me. Did He care enough to provide me with food and clothing?
My life is the definition of grace. Grace is the unmerited, undeserving intervention of the Divine. After living in the states for 3 months I finally got to connect with the very same missionary I once met in Venezuela. It was a miracle! This man took me home with him and just like that, made me part of his family. For 3 years he fed me, clothed me and loved me as one of his own children. One night, the missionary explained to me that just like he reached out to me and adopted me into his family, Jesus Christ did the very same thing for all of us. God was reaching out to meet me… Charlee Buitrago, a kid from Venezuela. The Son of God was knocking at my heart's door and all I had to do was open it.
God had been watching me on my journey the whole time, trying to get my attention. Putting things and people in my path that would spark my desire for Him. You see; he had been attracting me to His love my whole life. With everything I grew up seeing, the sorrow, the heart-ache, I knew there was something more. That "something more" was Jesus Christ. Then the passage from Matthew 6:25-34 began to become real to me… He was taking care of me, feeding me, and clothing me.
Today, He has blessed me with an amazing wife, a son named Jeremias, and a ministry that reaches around the world. I am undeserving and humbled by His grace.
I’m convinced that Jesus Christ is not only interested in the rich, the influential, the English speaking, the powerful, or the high in status. He is calling those who need help. He is also calling out to those who think their sin is greater than His love. He’s reaching down to the undeserving, the lowly and the lonely, just like He did for me. Today there's one thing I know, if it wasn’t for Jesus, my reality would have become my mother's great fear -- I would be in prison or dead.
This is my story and I'm passionate about others hearing my story, Im confident that as people hear about my life they can clearly see Jesus and how His grace has saved this once lonely and scared boy from Venezuela.
My life truly is a gift; the evidence of a God who cares so much that He would go out of his way just to meet me.